OTOÑO
el mes se acaba
con el viento de otoño
caen las hojas
Otoño infiel
con las lluvias ausentes
y el aire cálido
nueces de otoño
en el lecho del río
están dormidas
Alhalil, noviembre 2016
OTOÑO
el mes se acaba
con el viento de otoño
caen las hojas
Otoño infiel
con las lluvias ausentes
y el aire cálido
nueces de otoño
en el lecho del río
están dormidas
Alhalil, noviembre 2016
SENRYU
Una Pamela
en la valla olvidada
oliendo a ti
Sensible al tacto
en tu vientre desnudo
las mariposas
En ti la vida
un tic tac diminuto
me habla de ti
Muy cristalinos
tus ojos encendidos
lo dicen todo
Quizas mañana
duerma sobre tu pecho
con su dulzura
Llegó la hora
volcándose la vida
sobre mis manos.
Alhalil, diciembre 2016
SELL FUMI – VENDER HUMO
De deudor libre he quedado
al final de mi andadura
no quedando mancha oscura
de ahí mi credo elevado.
La vida dará mil vueltas
acechando al que camina
por senda que contamina
con la inercia de las puertas
y con su juego fulmina
las promesas, sin respuestas
Alhalil, mayo 2016
TANKA
Tarde de otoño
el ocaso de rojo
el salón cálido
con una bella dama
de mirada discreta
Sobre el sofá
pensativa y sensual
la dama blanca
contemplando el ocaso
que ilumina la estancia
HAIKU
tarde de otoño
horizonte de fuego
rojo el ocaso
Alhalil, diciembre 2016
Haibun 1
CUATRO DE DICIEMBRE
Tras varios días de lluvia continuada, me animo a visitar la estancia de las letras y el relax. La escalera con una alfombra de hojas caídas del Caicabero, me adelanta la estampa que veré de la terraza que rodea el taller de versos. Faltan tres escalones y, el velamen del cenador, flota como cabellos al viento, mostrando un escenario único e irrepetible. Observo en vivo una lluvia de hojas balanceándose, contorneándose y planeando en su caída sobre un manto ya formado de hermanas que cayeron antes. Un despliegue de formas, figuras y tonalidades verdes, rojas, anaranjadas y amarillas, alfombran toda la estancia de mi lugar de descanso. Cubren la silla de metal y la mesa del cenador. El techo de la pérgola está invadido de hojas mojadas, algunas muertas mostrando el ocre ceniza de sus cuerpos, que dejan pasar tenuemente la luz del nuevo día. Al invadir la terraza mis pies, se escucha una armonía musical según avanzo y voy pisando el manto de hojas muertas que crujen, poniendo ritmo musical al paso de mi cuerpo, al tiempo que los jilgueros y gorriones anidados, emprenden su vuelo alarmados cuando interrumpo sus juegos. Hay en el cielo de esta mañana mágica, unas pocas nueves que pasean sus tenues cuerpos de algodón flotando aislados bajo el azul del alba, que se refleja en las aguas del riachuelo. El campo de cerezos desnudo y un enjambre de zarzales invaden el huerto de caquis abandonado que aún luce, anaranjados, los últimos frutos del otoño. Saco mi cuaderno y mi lápiz negro y amarillo y despejo el asiento de la silla blanca de metal oxidado, cubierta de hojas del Caicabero y un despliegue de vainas con semillas que esperan su oportunidad de germinación. Nace un Hokku y un Haiku.
HOKKU
Mueren las hojas
Planeando hasta el suelo
Viento de otoño
HAIKU
Caen las hojas
volátiles al suelo
viento de Otoño
Alhalil, 4 diciembre 2016