
A mi pluma.
Hay cosas que nunca dije y murieron
En un lejano rincón olvidadas,
Junto a versos proscritos, bien guardadas.
En la cárcel del alma en que nacieron.
Inquietante es pensar que solo fueron
Deseos de mis nocturnas veladas.
Un juego con palabras mal cerradas.
Promesas que nacieron y murieron.
La edad que te acompaña me castiga.
Me somete a una cura de humildad.
Al ver tu alma quebrada de fatiga.
Quiero hablarte con toda claridad.
Honrar a tu cansado cuerpo, amiga.
Por tantos versos hechos con bondad.
SONETO. Alhalil 1/4/2022 Aldaia